Hoy ha sido el primer día que he cerrado las ventanas desde que llego el verano, todos los años es igual, las abro cuando empieza el calor l...

Cerrando las venta...

11:15 Tuki 4 Comments

Hoy ha sido el primer día que he cerrado las ventanas desde que llego el verano, todos los años es igual, las abro cuando empieza el calor les planto la mosquitera y no se vuelven a cerrar hasta que llega el frió. Me gustan las ventanas abiertas, la corriente que generan el casa y los ruidos de la calle.

Pero también me encanta la llegada del otoño, esos primeros días en los que se te eriza el bello porque aun vas en manga corta y hace mas fresco del que parecía cuando saliste de casa, las nubes y la lluvia, sobre todo la lluvia.

Así que cambio la casa abierta de par en par, por la melancólica oscuridad de la lluvia de tormenta sobre el cristal.

Lo de pertenecer a una familia gallega se me nota a la legua, el otoño es una época que nos gusta a los que ya no vivimos allí. Siempre digo que soy de allí, aunque en realidad nací en Madrid, pero yo siempre he pensado que uno es de donde se siente, y yo me siento mas gallega que madrileña.

Mientras escribo, escucho a Bach, para ser concreta, la cantata nº147, el concierto entero. Escucho música clásica cuando necesito sentirme en paz y tranquila. Y aunque no entiendo una palabra de alemán, esas voces consiguen trasladarme a otro lugar. Hasta he dejado de oír a la jauría de niños que están en casa de mis vecinos.
Mucha gente no entiende la música clásica hasta que oye un concierto en directo. Yo debía tener 14 años cuando fui a mi primer concierto, en la catedral de Astorga. Fue el mismo concierto que escucho ahora, y aun hoy no puedo evitar la tremenda sensación de sobrecogimiento, esa sensación de empequeñecer ante aquella música. Aquella paz que me dio.

.....Divagaciones .....

Y es que al igual que esta semana el viento y la lluvia nos anuncia un cambio de estación,  en mi trabajo esta semana las noticias nos han traído vientos de cambios. Cambios, que no se si son para mejor o peor, lo que si se es que desde ahora y mínimo durante los próximos 12 meses, se van a producir una serie de eventos que según como transcurran, pueden acabar con el lugar donde trabajo.

Y yo, cuadriculada como soy , intento no pensar, -no lo pienses, total si tiene que pasar pasara, le des vueltas o no-.

Así que lo que hago es intentar hacerme a los cambios, cerrar las ventanas al frió y ver si la lluvia que viene limpia esta atmósfera de incertidumbre, que se cierne ante mi.



4 comentarios:

Los cambios acojonan pero piensa que todo pasa por algo y que lo mejor está por llegar. Ánimo!

Anónimo dijo...

Los cambios son buenos y hacen crecer...aunque algunos son como un pedrisco...no te pre-ocupes irà todo bien y serà paraejor!!!

Juli Gan dijo...

Pues a mí el otoño me entristece, y tanto que no sé cómo sobrevivo. A pesar de ser del norte lluvioso y templado todo el año, quizá por eso, anhele el verano soleado con sus horas eternas de luz. Que se haga de noche a las cinco de la tarde (Menos en Galicia, que debería tener la hora Greenwich...o Canaria) me encoge el alma.

La música barroca mola. O Bach o Telemann.

Nosu dijo...

para mí es un drama la marcha del verano, pero qué le vamos a hacer. aún em resisto y dejo alguna ventana abierta, aunque yo no soporto los ruidos de la calle.

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